La batalla campal que se desató en el estadio Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini durante el partido entre Independiente y Universidad de Chile por la Copa Sudamericana tuvo repercusión inmediata en Chile. El presidente Gabriel Boric condenó los hechos, habló de una “evidente irresponsabilidad en la organización” y remarcó: “Nada justifica un linchamiento. Nada”.

El mandatario se expresó a través de su cuenta oficial de X, donde aseguró que lo ocurrido en Avellaneda “está mal en demasiados sentidos, desde la violencia en las barras hasta la irresponsabilidad de la organización”, y adelantó que será la Justicia la encargada de determinar a los responsables.

Boric informó que instruyó al embajador chileno en Argentina, José Antonio Viera Gallo, a trasladarse personalmente a la comisaría donde permanecen detenidos hinchas de la U y al hospital donde se encuentran los heridos para “garantizar la seguridad y los derechos de nuestros compatriotas”.

“Nuestra prioridad como Gobierno es conocer el estado de los agredidos, asegurar su atención médica inmediata y que a quienes están detenidos se les respeten sus garantías. Para ello estamos trabajando con la Embajada, el Consulado, Cancillería y el Ministerio del Interior”, agregó.

Según reportó el Gobierno bonaerense, dos simpatizantes chilenos se encuentran en grave estado y fueron operados durante la madrugada en el Hospital Fiorito de Avellaneda por traumatismos de cráneo. Además, se registraron once heridos leves en ese centro de salud y otros cinco trasladados al Hospital Perón, uno de ellos con heridas de arma blanca.

Críticas a la organización

El presidente chileno, además, apuntó al operativo de seguridad. “Hay una irresponsabilidad evidente en la organización”, afirmó, en sintonía con la postura de la propia Universidad de Chile, que emitió un comunicado en el que manifestó su “máxima preocupación por el estado de los hinchas brutalmente agredidos” y calificó los hechos como “inadmisibles en cualquier estadio”.

El encuentro, que estaba igualado 1-1, terminó suspendido de manera definitiva después de que la violencia escalara en la tribuna visitante y luego se trasladara a otros sectores del estadio. Con imágenes de enfrentamientos, corridas y heridos que se viralizaron en redes sociales, la crisis ya excede lo deportivo y abrió un frente diplomático entre ambos países.

“Esto es mucho más que fútbol. Lo sucedido no debe repetirse”, subrayó Boric, que pidió justicia para los afectados y aseguró que seguirá de cerca la evolución de los heridos y la situación de los detenidos.